En este capítulo se cuentan dos historias: La de Icaro y la de Tántalo. Icaro vivía con su padre Dédalo, ambos estaban encerrados en el laberinto del minotauro en la isla de Creta. El laberinto había sido construido por el propio Dédalo. Un día este aprovechó la cera de un panal que había en el laberinto y se fabricó unas alas. Con esas alas lograron salir del laberinto y Dedalo se posó en lo alto de una montaña. Sin embargo Icaro siguio volando con la intensión de alcanzar el sol. Como las alas eran de cera, se derritieron e Icaro cayó al mar y se ahogó. El mar tomó el nombre de Icaria en su honor.
En este capítulo se menciona que los dioses del olimpo eran muy celosos de sus privilegios y no estaban dispuestos a compartirlos con los seres humanos. Tambien se define el concepto de mito, que es una narración que intenta darle significado a muchos fenonemos que ocurren al ser humano tales como el origen de la vida, la vida y la muerte, el comportamiento humano, el fin del mundo, y otra serie de hechos que necesitan una explicación más alla de lo racional.
El segundo relato del capítulo es el de Tántalo. El se robó un poco de Nectar y de Ambrosía y la compartió con los seres humanos. Esto fue considerado una falta de respeto en el Olimpo y Tántalo fué castigado con la incapacidad para obtener lo que deseara.
También se mencionan por primera vez los conceptos de Dios, Semi- Dios y Héroe.
También se mencionan por primera vez los conceptos de Dios, Semi- Dios y Héroe.
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